Esto significa que el consumidor pagó 3,4 pesos por cada pesos que recibió el productor, cuya participación en los precios de venta final fue del 31,3 por ciento en promedio.
La lechuga fue el producto con menor brecha (1,3 veces), mientras que el zapallito registró la mayor, de 25,5 veces.
En frutas y verduras, la diferencia entre campo y góndola fue de 4,6 veces, con subas en origen y destino. En carne, el incremento fue de 3,1 veces.
Según CAME, la demanda se contrajo un 28,7 por ciento anual por la caída del poder adquisitivo, afectando a todos los eslabones de la cadena.
En tanto, aumentaron fuerte los costos por factores como transporte, energía e insumos. Esto impacta negativamente en la rentabilidad del sector.
Se resaltó la situación del limón, el ajo y la mandarina, con descensos en precios de origen y alzas en góndola.