Por un lado, la recarga de los suelos podría impulsar la siembra en el oeste agrícola, donde sequías recientes redujeron fuertemente el área y rendimientos. Sin embargo, la previsión de un año "La Niña" induce a muchos productores a optar por barbechos largos para guardar humedad de cara a los próximos cultivos de verano.
A esto se suma la presión de los altos costos de los insumos ante precios del cereal que comprimen los márgenes. Esto afecta la competitividad frente a otras alternativas.
Según la Bolsa de Cereales, la intención de siembra apuntaría a una superficie similar a los 5,9 millones de hectáreas del ciclo pasado. No obstante, la definición dependerá de cómo evolucionen factores climáticos pero también económicos de aquí a inicio de siembra.
Esta área proyectada implicaría una baja del 6,9% respecto al promedio de los últimos cinco años, en un contexto donde sigue la incertidumbre sobre la campaña que se iniciará. El 9 de mayo se brindarán mayores detalles durante el Congreso "A Todo Trigo".