La huerta no es solo un lugar de trabajo, sino que es un espacio donde Marcelo puede conectarse con la naturaleza y con sus clientes. "Tenemos una relación directa con el cliente, vendemos directamente a la mesa. No cortamos nada antes de que el cliente venga. Queremos que sea lo más fresco posible", explicó en diálogo con MERCURIO NOTICIAS.
Marcelo se enorgullece de trabajar de forma organizada y sin pesticidas, lo que a veces implica perder producciones. Sin embargo, considera que "es un precio que vale la pena pagar" por lograr un cultivo de alta calidad y frescura.
La relación humana con el cliente es fundamental para Marcelo. "La devolución es la segunda venta. El cliente que vuelve es la mejor devolución que podemos tener", afirmó. La huerta no es una producción en escala, sino que se enfoca en producir lo que se puede vender directamente a los clientes.
A pesar de que la demanda es alta, Marcelo cree que es importante seguir creciendo en producción para estar más cerca de la demanda. "La gente nos responde de una forma excepcional. Ojalá que se repitan proyectos como estos. Hay demanda para 20 productores como nosotros", dijo.
Viollaz invita a otros productores y amigos que tengan una idea similar a unirse y trabajar juntos. "Vale la pena. Hay demanda y podemos hacerlo. Invito a los que se quieran animar a proyectos parecidos a que se den una vuelta y vamos a tirar el carro juntos", concluyó.