En este caso, la vecina Marisa Aleñar, quien en su momento se ha subido a las tablas en el teatro local, envió unas líneas a MERCURIO NOTICIAS con su postura sobre el tema.
Como vecina de San Salvador hoy me siento dolida y levanto mi voz, porque todos construimos cuando opinamos desde una perspectiva histórica.
Temprano nos anoticiamos ayer que Juan Gibert fue cesado en su función a cargo del Museo del Arroz. Es indecible esta posibilidad. Un gran aporte a nuestro pueblo que viene forjándose desde más atrás que 2007 por pura iniciativa de él mismo, siendo en ese momento un llegado de otro punto de la provincia, con la esperanza de aportar a nuestra cultura como horizonte, a los cuales sin dudas llegó en cada año.
Por aquellos años yo era integrante del Grupo de Teatro Ronda con Juan a cargo de la Dirección. Él nos contaba esa idea que tenía y que nosotros veíamos tan difícil y lejana. Juan se puso en marcha y hablando con distintos vecinos boca a boca, adoptó una de las formas más antiguas de transmitir la cultura para conseguir que habitantes de nuestro pueblo hicieran muchos aportes no sólo verbales, sino también donando objetos de su posesión para que se luzcan en el museo y así armar la historia del arroz en San Salvador. Así, con esfuerzos de muchos, de ir y venir, de historias de nuestros abuelos, de pasar horas en el museo, surge la documentación de la historia del arroz y nuestro pueblo, ¿qué hacer con tanto material recopilado? ¿cómo organizarlo?. Momentos más tarde y bajo el Programa Identidad Entrerriana se inaugura nuestro Museo del Arroz, primero de su tipo en toda américa Latina y tercero en el mundo (no es poca cosa).
Recordar que, en el Museo, además de la exposición permanente se presentaron otras actividades propuestas que Juan hizo abriendo ese espacio a cantores y teatreros no sólo de aquí, sino también de ciudades vecinas.
Hoy me pregunto cómo queremos seguir esto, si se sigue tratando de desvincular a Juan de la cultura de este pueblo al que él se aferró y siguió ofreciéndonos arte. Claro, el arte no siempre deja plata, ¿entonces sin plata no hay arte? ¿qué hubiera sido de tantos pintores, escritores, actores y demás artistas entonces?
Me voy a remontar a épocas de estudiante cuando aprendí que cultura es la forma de vida de un pueblo y justamente eso es el Museo del Arroz y eso también es el Museo de la Estación, y todo es CULTURA.
Siempre aposté y disfruté del arte que enriquece y abre muchas posibilidades de goce, desde el protagonismo propio o desde el acompañamiento como espectadora de muchos espectáculos. Esto no quiere decir que siempre todo me gusta, pero lo respeto porque nos genera pensamiento más allá del cotidiano, nos genera preguntas para el crecimiento de cada uno y su propia dedicación.
A Juan nunca le faltó pasión, fervor, amor y compromiso con la cultura de nuestro pueblo. Dolerá en el alma de nuestra historia que se desestime su labor apartándolo con el pretexto de canjear cultura por arreglos de calles. No tiene nada que ver y ambas cosas necesitamos.
Mucha falta de respeto no sólo a Juan, generador indudable de actividades artísticas, sino también a un pueblo que disfruta desde hace muchos años todo lo que fue creando para poder llegar a un reconocimiento provincial.
Ojalá que este breve recorrido por su historia sirva para reflexionar y devolver el lugar que corresponde a quien le cabe.
Juan Gibert seguí haciendo historia, seguí haciendo cultura.