El gobernador expresó: "Cambiamos el festival de adscripciones por libros. Antes se pagaban 1.300 adscripciones en educación, eliminamos 1.000. Gobernamos sin plata, pero con sentido común. Vinimos a poner las cosas en orden, y a la educación en primer lugar".
Sin embargo, esta decisión generó controversia y preocupación entre los docentes y el sindicato mayoritario de la docencia entrerriana, la Asociación Gremial del Magisterio de Entre Ríos (AGMER). Según la secretaria de Educación de AGMER, Lorena Molina, muchos de los docentes desvinculados desempeñaban tareas relacionadas con su función y aportaban en áreas específicas de debate y construcción en el Consejo General de Educación (CGE).
Molina manifestó su preocupación por la eliminación de estos puestos de trabajo y cuestionó si el gobernador cuenta con personal idóneo para abordar todos los temas relacionados con la educación en el CGE. Además, señaló que "el mensaje transmitido a la sociedad es el de tener vagos sin tareas específicas", generando gastos, lo cual, según ella, "no refleja la realidad del trabajo docente".
El sindicato sostiene que esta medida forma parte de "un ajuste más sobre la educación pública" y argumenta que "los docentes trabajan en diversas condiciones, muchas veces enfrentando dificultades como escuelas inundadas o electrificadas". También destacan que "la mayoría de los docentes son mujeres que, además de su trabajo en la escuela, deben atender a sus familias y realizar tareas adicionales fuera del horario escolar".
Con información de Uno
