Las precipitaciones se concentraron únicamente en el margen este de Argentina, beneficiando a Buenos Aires, Entre Ríos y parte de Santa Fe.
El resto del país, en especial Córdoba, Santiago del Estero y el noroeste argentino, no ha recibido prácticamente nada de agua desde abril. La falta de lluvias, junto a la baja de temperatura, ha provocado un clima más "invernal" desde mayo.
Las condiciones climáticas actuales, con ausencia de lluvias y viento norte, están generando un aumento de las temperaturas en todo el país.
El sector agropecuario se encuentra a la expectativa de la llegada de nuevas lluvias para comenzar con la siembra de los cultivos de verano. Sin embargo, la escasez de humedad en el suelo, producto de la prolongada sequía, dificulta el avance de las tareas agrícolas en muchos sectores del país.
La llegada de las precipitaciones se vuelve crucial para el desarrollo de la próxima campaña agrícola.