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ESCÁNDALO DIVINO
El cura sacó los trapitos al sol: habló de "chusmerío" entre la feligresía y desautorizó al padre Krenz
Tal como estaba previsto, este lunes a las 19:00, se realizó una Misa de desagravio y reparación tras lo ocurrido con la profanación del sagrario del Santísimo Sacramento ocurrido este domingo en la parroquia Santa Teresita del Niño Jesús. El padre Pablo Siarra, profundamente conmovido hasta las lágrimas, pero visiblemente molesto, sacó los trapitos al sol y reveló una fuerte interna en la Iglesia.
Lunes, 22 de Abril del 2024 - 21:11 hs.


El cura habló de "chusmerío" entre los feligreses que mandan mensajes y audios de Whatsapp en su contra y pidió respeto a su figura como sacerdote porque se considera una autoridad, como si los curas o la mismísima Iglesia fueran intocables. 

En otro tramo, habló de aquellos que "tienen 30 años en la iglesia" y se creen los dueños, que se adueñan de llaves porque "medio pueblo" tiene llaves de la casa parroquial.

Asimismo, fue muy fuerte contra el padre Marcelo Krenz, a quien desautorizó delante de todos los fieles. De hecho, el cura jubilado no estaba presente en la Misa, hecho de los más llamativo. Dijo que él se enteró dos horas después de los hechos ocurridos en la Iglesia y que "Juan Pueblo" manoseó el sagrario cuando la Policía quería tomar muestras, en clara alusión al cura auxiliar, pudo registrar MERCURIO NOTICIAS.

El dolor por la profanación


"Disculpen las lágrimas, pero estoy conmovido. Ayer tenía que estar fuerte, pero cuando entré al templo me invadió la tristeza", afirmó el cura en el inicio de su Homilía. Asimismo, procedió a contar cómo ocurrieron los hechos: "El diácono había terminado los bautismos a las 12:00 del mediodía, y desde entonces hasta las 5:00 de la tarde, cuando llegó el Padre Marcelo, el templo estuvo vacío. Si hubo gente rezando, no hubo problema. Pero cuando llegó el Padre Marcelo, lo primero que le llamó la atención fue que todas las luces estaban prendidas. Como los sacerdotes cuidamos la luz, él fue a apagarlas y se encontró con la puerta del Sagrario abierta".

"En nuestra comunidad, el Sagrario tiene las puertas abiertas para que la gente venga a adorar al Santísimo en la Eucaristía. Detrás de esa Eucaristía están los copones con las hostias chicas que guardamos de cada misa. Lo que hicieron fue empujar ese vidrio, pegarle (no se rompió, solo se dobló) y se robaron a Jesús Eucaristía. Eso es la profanación. La mitad de la hostia grande estaba tirada en el piso y la otra mitad desapareció. Siguieron metiendo la mano y, al no poder sacar los copones, no sé si era la intención, desparramaron todas las formas consagradas. Ahí también entramos en la duda, porque tranquilamente se pudieron haber llevado un puñado de hostias y no lo sabríamos", continuó con su relato.

 

El cura sentenció que esto "realmente, eso nos tiene que causar dolor, tristeza, preocupación y bronca. Todos los medios se acercaron a preguntarme, y fui diciendo esto. Pero a mí me queda la gran preocupación, no del hecho delictivo en sí, porque fue super menor, no nos robaron nada material, no se rompió nada. Pero nos tocaron el corazón más profundo".


"Preguntas que nos debemos hacer"


En este punto, Siarra reflexionó: "Entonces, hay muchas preguntas que uno se tiene que empezar a hacer desde ese momento. ¿Qué ocurrió? Por supuesto que me exige rezar cuando ocurre algo en la comunidad. Me pregunto, y les pregunto a ustedes, ¿cómo lo perdimos? El primer día de la semana, las mujeres van al sepulcro y le preguntan al cuidador de la huerta: “¿A dónde se han llevado al maestro?”. Aquí no es un anuncio de resurrección, es una pregunta para que nos preguntemos qué nos ha estado pasando como comunidad".

"Porque el hecho que ocurrió ayer no ocurrió ayer. A Jesús lo venimos perdiendo hace tiempo y no nos damos cuenta. Y no tenemos que ser tan hipócritas y empezar a decir las cosas como son", aquí el sacerdote, que es párroco de General Campos y fue nombrado administrador de la parroquia de San Salvador, comenzó su embestida contra la grey local.


La desobediencia a la Iglesia


"Cuando un Obispo, que es sucesor de los Apóstoles elegido por Dios para una porción de la Iglesia (en este caso, Concordia), nombra a un sacerdote administrador y en la comunidad hay desobediencias, es grave. Porque desobedecemos a Dios a través del Obispo o del administrador parroquial. Porque en cada sacerdote está Cristo. El sacerdote es otro Cristo", afirmó.

"Entonces, perder la Eucaristía fue la gota que rebasó el vaso. Pero es porque antes estamos perdiendo a los sacerdotes por no ser obedientes, por criticarlos. El sacerdote, que es Eucaristía, es cabeza, guía, padre, pastor que, por obediencia al Obispo, viene a la comunidad que lo manda", siguió.

"Pero entonces, se nos perdió Jesús Eucaristía con tantas habladurías hacia los sacerdotes, con tantos falsos testimonios, con tantos mensajes por WhatsApp o audios ofensivos hacia mi persona. Eso se lo hicieron a Cristo. Y si no nos duele lo otro, tampoco nos duele esto", resaltó.

Y disparó duro contra "aquellos que se creen dueños porque hace más de 30 años que están en la comunidad", al expresar: "Discúlpenme, pero si no obedecen a Cristo, están automáticamente excomulgados. No es una decisión mía, es lo que la Santa Madre Iglesia dice. Por lo tanto, solos nos estamos excluyendo".

Y siguió tirando munición gruesa: "Aquellos que hacen cosas sin avisar al administrador parroquial entran automáticamente en desobediencia, tanto las catequistas como los Navegantes como los que hacen Camino. No se mandan solos. Y ahí se empieza a perder a Cristo. Y lo insisto siempre: el único que desobedece es el demonio".

Luego comparó: "Lo de hoy o lo de ayer podríamos decir que es satánico, sí, que es violencia, sí. Pero no hay mucha diferencia con lo que ya se viene viviendo como comunidad. Y hasta que no haya respeto y fe en lo más simple que es la Iglesia, todo es cáscara".


El dolor y la responsabilidad


Siarra manifestó que "por eso, esta mezcla de angustia, tristeza, dolor y bronca que sentí cuando venía entrando y veía el templo tan lleno. Porque si no me respetan, no respetan a Cristo. Si no me respetan, ni siquiera quieren la Eucaristía. Porque sin sacerdote no tendríamos Eucaristía".

"Por supuesto que el Obispo está al tanto de todo", advirtió y reveló que "me decía: “Pablo, el administrador sos vos. Después de vos, sigue el diácono. El diácono es el Cristo que sirve. Quien critica y habla mal del diácono, lo desprecia o lo trata mal, lo está haciendo con Cristo”.

"Por gracia de Dios, esta comunidad ha sido bendecida, y por medio del Obispo ya ha designado un nuevo padre guía, cabeza, pastor que tiene que ordenar esta comunidad: el padre Aníbal Aguilera como párroco de esta comunidad. Que no ha llegado, y gente de esta misma comunidad ya lo está criticando", afirmó seguramente ante las opiniones sobre las publicaciones que resurgieron sobre la opulencia que ha aparentado el sacerdote que vendrá.

 

"Eso es el Sagrario que se abre y se rompe, y no sé hasta cuándo va a aguantar una comunidad así. Porque despreciar un sacerdote es despreciar a Cristo", reiteró.

Luego, insistió: "El problema no es un robo. Tiene que ser un llamado de atención. ¿Cómo estamos viviendo nuestra fe? Lo más pronto podríamos decir que sí, es un descuido de que no ocupamos los horarios, pero ninguna iglesia se cierra el templo. Pero en las iglesias donde hay un padre, pastor que guía una comunidad y que la comunidad obedece…".

"Espero que les quede claro esto: el único que desobedece es el mal espíritu desde el principio. Y lo único que quiere el mal espíritu en nuestras comunidades es división, chusmerío, dueños de casa. Y cuando esas cosas pasan, a mí como sacerdote joven me duele, me duele mucho. No entiendo la falta de respeto de los adultos, no entiendo por qué se creen con tanto poder y autoridad y dueños de casa en la casa parroquial. No es normal que se metan a la casa del cura sin más. Y esas cosas son faltas de respeto graves", advirtió Siarra, quien continuaba molesto.


Desautorizar al padre Marcelo


Luego comentó que "me decía el Obispo: “La comunidad tiene que entender que el administrador sos vos y que el diácono tiene más autoridad que las catequistas o que incluso el Padre Marcelo, porque Marcelo no tiene nada que ver ya como autoridad eclesiástica”, disparó.

Y continuó: "Y entonces, lamentablemente, tengo que decir que muchas veces le vamos a consultar a Marcelo porque sabemos que nos va a decir que sí. Y eso también es un pecado grave, porque sabemos que es un sacerdote mayor con toda su entrega y bondad, que quiere hacer el bien siempre. Y eso también hace mal a la comunidad".

"La Iglesia es madre y es Santa, y en su derecho canónico nos dice qué tenemos que hacer y qué podemos hacer hasta los 75 años, y luego nos pide encarecidamente dar un paso al costado", dijo en clara alusión a que el padre Krenz ha excedido sus deberes como sacerdote y sigue yendo a la Iglesia.

Luego, recordó: "Lo dije una vez en una reunión y lo vuelvo a decir: no le pidan al Padre Marcelo algo que no puede, no solo por una cuestión de edad y estado físico, porque no es el párroco ni siquiera el administrador parroquial".

Más adelante, cuestionó a Krenz por su accionar tras conocer el hecho de la profanación: "Se entiende que es grave que esto haya sucedido entre las dos del mediodía y las 5 de la tarde, y yo, que soy el administrador, me enteré a las 7 u 8 de la noche. Es grave que pase eso y que Juan Pueblo ande manoseando el Sagrario, porque cuando la Policía quiere hacer la investigación, habla de poca seriedad de la comunidad".

"Entiendan mis lágrimas, entiendan mi dolor y entiendan mi enojo. Recen por mí para que sea realmente un buen sacerdote, que me deje tomar en cada Eucaristía, partirme y entregarme a mis hermanos con mucha generosidad, como creo que lo vengo haciendo. Aquellos que lo quieran aprovechar serán muy bendecidos, y algunos se lo van a perder", expresó.

Siarra manifestó: "Le pedimos a María, como madre del Resucitado, que no nos deje caer en la tristeza, ni en la angustia, ni en el dolor. Porque en el fondo somos una gran familia, y en la familia siempre hay de todo y siempre pasan estas cosas. Lo dije hoy con cierta firmeza o dureza, con la mayor caridad posible en mis palabras, pero hay que decir las cosas como son. Basta de caretas, porque nos estamos haciendo daño entre nosotros. Insisto: lo que nos sucedió en el Sagrario es algo menor a lo que en realidad está pasando de fondo".

"Que María nos bendiga y nos proteja. Santa Teresita siga derramando una lluvia de rosas para esta comunidad. Amén", finalizó.

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